Al final de cada conversación que tienen las personas a través de Zoom, Meet y otras aplicaciones para hacer videollamadas, sacudimos las manos para despedirnos así la otra persona se encuentra detrás de una pantalla.
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Ahora, las videollamadas y reuniones con amigos o familiares son más comunes que antes; pues ante la llegada de la pandemia del coronavirus la única alternativa para vernos y tener una conversación más “cercana” con alguien son las videollamadas.
Apostamos a que nunca se habían preguntado: ¿Por qué sacudimos la mano cuando nos despedimos en una videollamada?. Existen varias explicaciones que responden a esta pregunta; pues las videollamadas se han convertido en una alternativa para comunicarse durante la pandemia y tener una interacción más cercana con otras personas.
Según un artículo de CNN , varios expertos tienen una respuesta concreta a la pregunta anterior; sin embargo, la mayoría tiene en común que el gesto de agitar la mano cuando nos despedimos de alguien es un lenguaje corporal normal, que ahora, en tiempos de pandemia lo usamos recurrentemente para tener esa interacción humana que perdimos y que es utilizada para mostrar amabilidad envés de solo decir adiós y cerrar la pantalla.
Normalmente, si estuviéramos en persona con otro sujeto no usaríamos solamente el gesto de sacudir la mano para despedirnos; ya que podríamos decir adiós con un beso, con un abrazo, entre otros gestos; sin embargo, a través de las videollamadas las personas están probando otros comportamientos para mejorar la comunicación virtual con los demás, como saludar, sonreír, incluso si se trata de una reunión laboral.
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De la misma manera, expertos aseguraron que agitar la mano para despedirnos en una videollamada es necesario hacerlo para que nos de la señal que la conversación se acabó; ya que es una manera de tener un cierre y que podemos dejar la llamada sin pensar que dejamos a alguien esperando para que nos despidiéramos.
Decir adiós agitando la mano, es un gesto tan normal, que en tiempos de pandemia se ha convertido en un elemento de lenguaje esencial para cerrar nuestras conversaciones; pues es un gesto de regresión y algo tan natural a lo que hemos tenido que adaptarnos.
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