Colombia prohíbe la pesca de tiburones para conservar sus especies y combatir su comercio

El Gobierno de Colombia anunció la prohibición total de la pesca de tiburones en el país como una medida para conservar sus especies y frenar el aumento del comercio internacional de aleta, especialmente hacia el mercado asiático.

“Hemos tomado una decisión soportada y sustentada, y es que se prohíbe en Colombia cualquier forma de pesca de tiburón, ya sea industrial o artesanal”, indicó el presidente colombiano Iván Duque.

De acuerdo con el mandatario, esta medida tendrá unos efectos en la pesca artesanal y por eso se implementarán unas medidas como el pago por compensación ambiental a las personas que viven de esta actividad.

De esta forma, el gobierno colombiano modificará la regulación vigente desde 2017 que permitía un porcentaje de pesca incidental de tiburones para restringir completamente la captura de todo tipo de especies.

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Por su parte, el ministro de Ambiente, Carlos Eduardo Correa, resaltó que el tiburón ocupa el máximo eslabón en la cadena alimenticia y contribuye al equilibrio marino y por eso se tomó la decisión de protegerlo.

“Aún vemos en la pesca de tiburón, esa práctica de que le quitan la aleta, lo botan al mar, y esto se va a combatir con esta decisión. Es una medida muy importante de país, porque significa cuidar los recursos naturales y nuestros ecosistemas”, indicó Correa.

De acuerdo con el funcionario, esta medida no solo busca proteger la biodiversidad en los dos océanos con los que cuenta el país sino también brindar una asistencia de compensación económica para unas 250 familias en la zona del océano Atlántico y 300 familias adicionales de la región Pacífica.

Colombia, uno de los países más biodiversos del mundo, ha registrado unas 76 especies de tiburón de las 500 que se calcula que han sido identificadas en el mundo.

“Como principales depredadores, los tiburones representan un papel importante en el ecosistema al mantener las especies por debajo de ellos en la cadena trófica y como indicadores de la salud del océano”, resaltó el gobierno de Colombia.

Asimismo, los expertos indicaron que los tiburones garantizan la diversidad de especies y los hábitats de algas y arrecifes de coral.

Uno de los principales flagelos que enfrenta estas especies es que las flotas pesqueras a menudo cortan la aleta del tiburón y luego arrojan el animal mutilado al mar -una práctica conocida como aleteo- para maximizar sus ganancias, ante una demanda creciente del mercado asiático donde este alimento es muy popular.

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La ambientalista Sandra Bessudo explicó que esta decisión impacta dos frentes: la preservación de la especie, pero también la protección de la salud de los consumidores de carne y aletas de tiburón que en el país tiene “altos índices de mercurio”, un alto contaminante empleado para la minería ilegal de oro.

“No creo que sea una persecución a los pescadores (…) no se trata de prohibir por prohibir, es un trabajo que se tiene que hacer con las comunidades para que ellos también puedan fortalecerse económicamente con actividades ligadas a la conservación”, resaltó Bessudo.

Precisamente, la organización Wild Aid estima que unos 73 millones de tiburones mueren cada año para el comercio y al menos 70 especies están en vía de extinción en el planeta.

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