El último adiós: desgarradora carta de un hombre que tuvo que dejar a su perro porque no puede mantenerlo

“Por favor, si me encuentras, dame un buen hogar y amor. ¡Y tal vez un amigo! Amo a los niños y juego bien con otros perros. Mi papá perdió su trabajo y pronto su casa por culpa del COVID-19. ¡Ore por él y dele esperanza de que  encontraré un buen hogar!”. Así concluye una desgarradora carta que un hombre colgó en el collar de su amado perro, amigo e hijo, el cual tuvo que dejar tras una devastadora crisis económica que no le permite brindarle los cuidados que el animal requiere.

Perdió su trabajo; no tiene dinero; al parecer, su casa también deberá dejarla; y, lo más lamentable, dejó a su perro en adopción. Se quedó sin nada. Un hombre, en medio del desespero, tuvo que tomar una de las decisiones más difíciles en su vida, producto de una crisis que le trajo el COVID-19: despedirse de su gran amigo de cuatro patas.

“Mi nombre es Roadie. Fui rescatada de una camada de 10. Soy mitad pastor alemán, mitad pastor australiano. Sé comandos básicos como sentarse, tumbarme, sacudirme y volcar. Me gusta jugar y estoy llena de energía.

¡Me encanta masticar juguetes y destrozarlos si tienen un chirrido! Me han desparasitado y rociado. También me han puesto la vacuna contra la rabia.

Yo era una niña mimada, mi papá me dio mi propio sofá para recostarme y mi propia cama de espuma viscoelástica. También me dio de comer bistec, pollo y arroz. Pero mi comida principal era cordero Iams y arroz.

Por favor, si me encuentras, dame un buen hogar y amor. ¡Y tal vez un amigo! Amo a los niños y juego bien con otros perros.

Mi papá perdió su trabajo y pronto su casa de Covid. ¡Ore por él y dele esperanza de que encontraré un buen hogar!”, sostiene la carta que cargaba el perro.

En efecto, se trata de Roadie, una hembra muy querida por su dueño, pero que debido a la pérdida de trabajo en medio de la pandemia de COVID-19, ya no pudo mantenerla y, en vez de hacerla pasar necesidades, su amo prefirió entregarla a un lugar donde le den mejores condiciones.

Cuando el personal del refugio halló al perro con la carta, fue completamente desconsolador saber cómo “padre e hija” habían tenido que separarse por falta de recursos económicos, una decisión que aunque valiente sigue siendo desconcertante.