¿Necesitaremos una tercera dosis de la vacuna contra el COVID-19 debido a las variantes?

La rápida propagación de variantes más contagiosas que la cepa original del COVID-19 ha encendido las alarmas de la comunidad científica y de los gobiernos sobre si sería necesario una tercera dosis de la vacuna como un refuerzo de la protección en la población.

La vacunación viene avanzando en el mundo y aunque gran parte de la población mundial no ha alcanzado la inmunidad ya se esta evaluando la posibilidad de que se requiera una dosis adicional de las vacunas.

Sin embargo, la conveniencia de esta dosis aún no está respaldada con suficientes evidencias científicas y por eso las farmacéuticas y varias universidades en conjunto con los gobiernos vienen realizando estudios en la población para evaluar como responde la inmunidad a estas variantes.

Los expertos han asegurado que en caso de requerirse esta dosis adicional estaría destinada a adultos mayores y en personas con una respuesta baja o nula de anticuerpos posvacuna.

Las vacunas que en la actualidad se vienen aplicando en el mundo requieren dos dosis, excepto la de la farmacéutica Janssen que es de una sola dosis, y por eso este nuevo escenario buscaría reforzar la respuesta inmune ya sea con un inyección adicional de la misma vacuna o de otra diferente.

Las farmacéuticas Pfizer-BioNTech, Moderna, AstraZeneca y Sinovac han comenzado a realizar estudios para evaluar esta dosis de refuerzo y hay algunos datos preliminares que la avalarían. Sin embargo, los organismos de salud, gobiernos y expertos coinciden en que aún es pronto para hablar del tercer pinchazo ante la falta de una certeza.

Además, esta posibilidad también se vienen evaluando en momentos en que la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha denunciado una gran desigualdad en el acceso de la vacuna y tomar la decisión de una tercera dosis no ayudaría a equilibrar el reparto global de estos fármacos.

La investigadora del Centro Nacional de Biotecnología (CNB-CSIC) en España, Isabel Sola, consideró que aún no hay evidencias de la necesidad de una tercera dosis de refuerzo en la población general y por eso cree que es necesario hacer un seguimiento epidemiológico de reinfecciones ya que “indicaría que la inmunidad se ha reducido lo suficiente como para no proteger”.

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En ese sentido, evaluar los niveles mínimos de anticuerpos y su duración en el tiempo tras recibir las dos dosis es crucial para establecer la forma como está respondiendo la inmunidad inducida por las vacunas del COVID-19.

La experta cree que esta dosis de refuerzo podría ser necesaria en la población más vulnerable al virus pero es un tema que aún falta por esclarecer a través de los estudios.

Hasta el momento, los estudios preliminares dan cuenta que las vacunas de Pfizer, Moderna, AstraZeneca y Janssen generan anticuerpos que neutralizan las variantes del COVID-19 como la Delta, surgida en la India y que ya se ha propagado a cientos de países.

Los análisis dan cuenta que estas vacunas siguen brindando una protección para los casos graves del contagio con esta variante, especialmente para prevenir la hospitalización y muerte, aunque si se ha evidenciado una disminución de la eficacia.

De esta forma, en caso de que el COVID-19 siga mutando demasiado y las vacunas pierdan su efectividad al dejar de proteger, las casas farmacéuticas si tendrían que actualizar las dosis incorporando los cambios que ha tenido el virus en la proteína spike.

La proteína S o de la espícula es la que virus utiliza para entrar en la célula humana y las vacunas actuales están basadas en diferentes estrategias que la tienen como blanco común.

“Esta ya no sería una dosis de refuerzo, sino una vacuna nueva: Es algo similar a lo que sucede con la vacuna de la gripe, cada año se administra una diferente que proteja frente a las nuevas cepas de cada estación”, indicó Inmaculada Casas, viróloga del Laboratorio de Virus Respiratorios y Gripe del Centro Nacional de Microbiología en España.

A finales de junio, los responsables de la vacuna de Oxford y AstraZeneca dieron a conocer también datos preliminares: en los participantes con una tercera dosis los títulos de anticuerpos fueron “significativamente más altos”.

Los estudios británicos dan cuenta que una dosis de refuerzo con esta vacuna al menos medio año después incrementaría seis veces los anticuerpos y ofrecería una mayor inmunidad frente a las variantes alfa (detectada primero en el Reino Unido), beta (Sudáfrica) y delta, según los investigadores.

Por su parte, Pfizer-BioNTech también está realizando un ensayo para evaluar la seguridad, tolerabilidad y eficacia de una tercera dosis de su biológico.

Estas compañía indicaron que los datos iniciales demuestran que una dosis de refuerzo administrada 6 meses después de la segunda tiene un perfil de tolerabilidad consistente, a la vez que “impulsar con fuerza” los títulos de neutralización contra las variantes beta y delta, que son de 5 a 10 veces más altos que las dos dosis primarias.

“Este ensayo de refuerzo en curso forma parte de nuestros esfuerzos continuos para adelantarnos al virus. Creemos que una tercera dosis podría ser beneficiosa entre 6 y 12 meses después de la segunda para mantener los niveles más altos de protección”, indicó Pfizer.

De esta forma, el mundo avanza con la vacunación contra el COVID-19 y menos de un año de haber iniciado la inmunización de la población ya se esta evaluando la posibilidad de aplicar una tercera dosis de refuerzo debido a la aparición de variantes más contagiosas que se siguen propagando con fuerza en el planeta.

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