El papa Francisco ordenó que el cardenal y arzobispo emérito de Washington, Theodore McCarrick, permanezca apartado de sus funciones y recluido en una casa para una “vida de penitencia y oración”, mientras se aclaran las acusaciones de abuso sexual en su contra.
El pasado mes de julio un hombre denunció que el cardenal, que se hacía llamar como ‘Uncle Ted’ (tío Ted) en su parroquia, abusó sexualmente de él cuando tenía 11 años. Los acosos se habrían registrado durante varios años más.
Aunque años atrás McCarrick ya había protagonizado otras polémicas por supuestamente haber mantenido relaciones sexuales con adultos o tener actitudes inapropiadas con jóvenes seminaristas, todo había quedado en rumores.
Exigen la renuncia del Papa
El exarzobispo italiano, Carlo Maria Viganó, acusó al representante de la Iglesia Católica de encubrir los abusos contra menores y exigió la renuncia de Francisco con una carta de 11 páginas.
“El papa Francisco debe ser el primero en dar un buen ejemplo a los cardenales y obispos que encubrieron los abusos de McCarrick y renunciar junto con todos ellos”, expresó en la misiva Viganó, quien hizo parte del nuncio apostólico de Estados Unidos antes de retirarse en 2016.
La carta fue publicada en medios conservadores como The National Catholic Register, LifeSiteNews o InfoVaticana, y es la primera vez que un alto representante de la Iglesia pide la renuncia del Sumo Pontífice.
“La corrupción ha llegado a los niveles más altos de la Iglesia”, añadió Viganó, quien ha sido definido por la prensa como un controvertido y ultraconservador arzobispo.
El líder religioso fue ordenado sacerdote a sus 27 años y hace parte los cardenales ‘dubia’, quienes públicamente han criticado al papa argentino por su ‘liderazgo informal’. Viganó, de 77 años, tuvo cargos en la Secretaría de Estado del Vaticano e hizo parte del Nuncio Apostólico en Nigeria.
En 2010, durante la filtración masiva de documentos secretos dirigidos al Vaticano (Vatileaks), se conocieron algunas cartas del exarzobispo hacia el papa Benedicto XVI en las que denunciaba ‘corrupción, prevaricación y mala gestión’ en el Vaticano.
En ese momento Viganó fungía como Secretario General del Gobierno de la Ciudad del Vaticano. Un año después fue trasladado a Washington y nombrado Nuncio Apostólico de Estados Unidos, pese a que le había pedido al Papa que lo mantuviese en su cargo para seguir investigando las irregularidades.
En enero de 2016 presentó su renuncia al papa Francisco, que fue aceptada por el Pontífice en abril de ese mismo año.
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