¿Cómo avanzan los ensayos de las vacunas de China para el coronavirus?

En la carrera por la vacuna para el coronavirus, China se ha convertido en un actor importante con el objetivo de ser el primer país en producir una vacuna contra el COVID-19 a gran escala en el mundo.

Desde la aparición del coronavirus a finales de 2019, China ha tenido que enfrentar el manejo de una nueva enfermedad desconocida para el mundo y realizar las investigaciones sobre este virus para buscar un tratamiento o vacuna para enfrentarlo.

Tras ocho meses de pandemia, el gigante asiático ha logrado liderar la búsqueda de una vacuna con tres proyectos que se encuentran en fase final de ensayos clínicos para poder establecer su eficacia y seguridad para el COVID-19.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha explicado que al menos 30 vacunas se encuentran en fase de ensayos de un total de 170 candidatas que se vienen desarrollando en todo el mundo.

Esta vacuna se viene probando en Pakistán y se espera que también se realicen ensayos en Rusia, México, Arabia Saudí y Chile.

Precisamente, esta compañía farmacéutica ha explicado que en la segunda fase de ensayos se pudo evidenciar que su vacuna denominada “Ad5-nCoV” es segura y ha inducido una respuesta inmune frente al COVID-19.

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Los desarrolladores han explicado que la vacuna de CanSino está basada en un adenavirus modificado que no se replica, lo cual la convierte en una de las más seguras en especial para los pacientes más frágiles.

Los resultados de las primeras fases de ensayos, publicados en la revista médica The Lancet, evidenciaron que esta vacuna no generó efectos indeseables graves, pero si se registró fiebre, fatiga y dolor en el punto de inyección de la vacuna que fue aplicada a los voluntarios.

Los ensayos de tercera fase de esta candidata a vacuna se viene realizando en países como Emiratos Árabes Unidos, Marruecos, Perú y Argentina.

Las primeras versiones dan cuenta que esta vacuna debería inyectarse dos veces en los pacientes con un intervalo de 28 días para prolongar su validez.

“Es segura y hasta ahora no se ha informado de efectos secundarios. Al mismo tiempo, estamos atentos a su eficacia. La velocidad con la que los participantes se inscribieron en los ensayos supera nuestras expectativas. Somos muy optimistas”, explicó Yang Xiaoming, consejero del grupo farmacéutico.

Los medios locales han revelado que Sinopharm ha invertido unos 145.000 millones de dólares en la investigación y desarrollo de esta vacuna, por lo que se espera que la dosis esté disponible a un precio menor a los 144 dólares.

El presidente del Grupo Farmacéutico Nacional de China (del que depende Sinopharm), Liu Jingzhen, ha informado que el objetivo es que las vacunas sean “asequibles para todos”.

De esta forma, China pretende que su precio de venta al público se fije en función a los costos de producción, en sintonía con la OMS que ha alertado del surgimiento de un “nacionalismo de vacunas”. Además, este planteamiento evitaría la especulación de precios y garantizaría su acceso en los países en desarrollo.

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El director del Departamento de Desarrollo de Ciencia y Tecnología de la Comisión Nacional de Sanidad, Zheng Zhongwei, ha explicado que el objetivo no será obtener ganancias “significativas”.

“Eso no implica que las empresas implicadas no puedan ganar dinero, pero sus beneficios deben ser modestos”, indicó Zhongwei, frente al costo de producción de esta vacuna.

Finalmente, Sinopharm explicó que cuenta con dos instalaciones en Pekín y Wuhan que podrían garantizar el suministro de 200 millones de dosis de su vacuna al año, pero se está avanzando en algunas negociaciones para firmar acuerdos de producción en otros países.

Las primeras dosis empezaron a ser aplicadas en julio a 890 profesionales de salud en el país, aunque la previsión es testarla a unos 9.000 voluntarios.

El director ejecutivo del grupo, Yin Weidong, afirmó que su vacuna “puede neutralizar todas las cepas del virus del mundo” ya que ha dado resultados positivos contra más de 20 cepas diferentes del coronavirus provenientes tanto de China como de EE.UU., Europa o países de Oriente Medio.

“Descubrimos que todos fueron neutralizados. Somos muy optimistas tras ver que el tipo de suero del virus de la COVID-19 no ha cambiado. Nuestra vacuna puede neutralizar todas las cepas del virus a nivel global, y predecimos que tendrá un efecto protector en el mundo”, afirmó Yin.

La posible candidata a vacuna contra el coronavirus entró en la fase tres de pruebas clínicas el pasado 21 de julio, tras no hallar efectos adversos en los más de mil voluntarios que participaron de las dos primeras fases de ensayo clínico.

“Tras recibir dos dosis, casi un 97 % o 98 % de los voluntarios desarrolló anticuerpos. Somos optimistas con los resultados”, explicó Yin, al resaltar que el efecto inmune de esta vacuna podría durar más de dos años.

En ese sentido, esta compañía ha empezado a construir una nueva planta con el objetivo de tener la capacidad de producción de 300 millones de dosis de esta vacuna al año, lo cual sería suficiente para atender la demanda de China y de algunos países extranjeros.

De esta forma, China buscaría reivindicarse y “limpiar” su imagen tras ser acusada de ocultar el brote de una nueva enfermedad que terminó convirtiéndose en una pandemia afectando a todo el mundo en el ámbito social y económico.

Varios expertos han explicado que China podría convertirse en el primer país en lograr una vacuna en vista de los recursos que ha invertido y de las pruebas que está realizando. Además, se ha evidenciado a partir de los avances y capacidades científicas.

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