Registran histórica sequía en las Cataratas de Iguazú. Foto: Parque Nacional Iguazú
El panorama de las Cataratas de Iguazú es desolador. Después de 15 años, los caudales del imponente atractivo turístico de 2.7 kilómetros de ancho, hoy registran niveles históricos de sequía, pasando de 1.500 metros cúbicos de agua por segundo a 289 en los últimos días, debido a la falta de lluvias y el cierre de las compuertas de las represas en Brasil.
Con un sistema de 275 saltos de agua en la Selva Paranaense, ubicados a 17 kilómetros de la desembocadura del Río Iguazú -en el Río Paraná-, las Cataratas de Iguazú hoy lucen secas en zonas donde habitualmente se veían rebosantes saltos de agua, y solitarias, tras el cierre de sus puertas para prevenir la propagación del Covid-19.
De acuerdo con Iguazú Argentina, encargada de los servicios dentro del Parque Nacional Iguazú, “el bajo nivel de las aguas en las Cataratas es producto de la falta de lluvias del año pasado. Esto se ve reflejado en la mayoría de los saltos, menos en la imponente Garganta del Diablo, que aún mantiene los niveles de agua normales”.
Desde el Parque Nacional Iguazú también han manifestado su preocupación ante la drástica reducción de los caudales de las Cataratas, señalando que esta sequía es incluso más severa que la ocurrida en 2006, cuando el nivel del agua llegó a 300 metros cúbicos por segundo.
También advirtieron que sequías como estas ocurren en ciclos que se dan cada 10 o 15 años. Precisamente, las Cataratas de Iguazú han sido testigo de cambios ambientales drásticos.
En 1978, ocurrió una sequía drástica que dejó como saldo la desaparición de varias cascadas, debido a que los niveles del agua no superaban los 76 metros cúbicos por segundo.
Por otro lado, en 1983 se produjo la mayor creciente registrada en las Cataratas de Iguazú, cuando superó los 32.000 metros cúbicos por segundo.
A pesar del agonizante panorama registrado por las sequías en las Cataratas de Iguazú, desde finales de marzo el Parque Nacional cerró por completo sus puertas a los turistas, debido a la cuarentena total, con el fin de prevenir la propagación del coronavirus, una situación que también ha dado descanso a la fauna.
Desde el Parque Nacional Iguazú han señalado que gracias al cierre de este lugar turístico, que tan solo en 2017 alcanzó el ingreso 1.635.237 de personas, ya se han evidenciado algunos cambios positivos en la fauna que habita en el lugar.
“Algunos animales como coatíes y monos caí, que acostumbraban a acercarse a las zonas de uso público a la espera de alimento, se mantienen en la selva en la búsqueda de frutos, lombrices, insectos y otros recursos alimenticios brindados por el monte; gracias a no tener acceso a comidas como papas fritas y hamburguesas de los visitantes”, indicaron en el Parque Nacional de Iguazú.
Las Cataratas de Iguazú, declaradas Patrimonio de la Humanidad en 1984, se encuentran en el interior del Parque Nacional Iguazú, un área de preservación que ocupa 67.720 hectáreas en el extremo norte de la Provincia de Misiones, en la República Argentina.
El Río Paraná es un punto en el que se encuentran las fronteras de Brasil, Paraguay y Argentina -el cual cuenta con dos tercios de las Cataratas-.
De acuerdo con Iguazú Argentina, las Cataratas tienen un ancho de 2.7 kilómetros, una altura de entre los 60 y 82 metros, y un caudal de agua cuyo promedio es de 1.800 metros cúbicos por segundo.
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