La presidenta interina de Bolivia, Jeanine Áñez, planteó aplazar uno o dos meses las elecciones presidenciales, debido a la emergencia sanitaria del COVID-19 y el riesgo que representaría para la población acudir a las urnas.
“Nosotros queremos elecciones, pero no me parece responsable no tener elementos suficientes que nos permitan y que les permitan a los bolivianos saber si ese día de la elección no van a correr peligro de contagio. Eso es algo que se tiene que tener en cuenta, y yo creo que postergar probablemente un mes o dos meses no le va hacer daño a nadie. Todos los bolivianos vamos a ganar con ello”, dijo la mandataria.
Sin embargo, en algunos sectores políticos del país no cayó bien y acusan a Áñez de querer ganar tiempo.
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Para abordar el tema, el politólogo boliviano Marcelo Arequipa fue una de los entrevistados en el programa Día a Día, conducido por César Miguel Rondón.
“La decisión de Áñez es errática, poco planificada y electoral. Quien propone la fecha para las elecciones es el órgano electoral y lo ha hecho mediante un pacto con todos los partidos, sumando a la OEA y a la ONU. La posición de Áñez tiene que ver con una suerte de cálculo político porque no le está yendo muy bien en la gestión con la pandemia. Más allá del número de infectados en Bolivia, hay una denuncia de corrupción por la compra de respiradores españoles y el mal uso de los recursos del Estado”, explicó Arequipa.
El escenario político boliviano se ve afectado por la pandemia mundial y pudiera ser el factor determinante en el resultado electoral.
“En Bolivia la gente tiene posiciones dubitativas. Los candidatos están detrás de un electorado que vive en las ciudades y que pertenece a las clases medias. Ninguno apunta al sector populista que aglutina el MAS”, agregó el analista.
América Digital
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