Luego de una larga pausa generada por el coronavirus, el fútbol de Brasil regresa al Maracaná, uno de los templos del deporte en el continente. Con el primer partido profesional celebrado en Sudamérica en casi tres meses, el balón rodó en Río de Janeiro, a solo unos metros de un hospital creado para atender a los enfermos por COVID-19.
De acuerdo con un reporte de The Associated Press, menos de 200 personas ocuparon el Maracaná, construido para darle asiento a 78.000 espectadores. El Flamengo, actual campeón de la Copa Libertadores, le pasó por encima al pequeño equipo Bangu; el choque correspondió al campeonato de Río de Jainero. Ese fue el regreso del fútbol brasileño.
Como el centro sanitario que está cerca del Maracaná, Brasil tuvo que detener el fútbol y construir hospitales para los contagiados de coronavirus. En el país amazónico hay cerca de un millón de infectados y más de 47.700 fallecidos. Solo el estado de Río de Janeiro suma 8.000 muertes. Las autoridades dejaron regresar al balompié después de reportar una mejoría ligera en la cantidad de camas disponibles en cuidados intensivos.
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En el regreso del fútbol brasileño, y también del deporte en Sudamérica, los jugadores del Flamengo celebraron los goles con el puño cerrado. El equipo se llevó la victoria 3-0. Antes del partido se guardó un minuto de silencio para homenajear a las víctimas del virus. No hubo entrevistas en zona mixta por medidas sanitarias. Sin embargo, Jorge Jesús, técnico del Flamengo, declaró por videoconferencia.
“Nuestra sociedad tendrá que adaptarse hasta que tengamos una vacuna”, dijo el estratega de uno de los grandes equipos del fútbol de Brasil. “Lo que es importante es saber cómo vivir, respetar el virus, pero sin tenerle miedo. Los equipos de fútbol tienen el privilegio de someterse a pruebas constantes y de trabajar al aire libre. El Flamengo trabaja con seguridad”.
Pese a que hay presiones para reanudar el torneo máximo del fútbol brasileño, no hubo transmisión televisiva del juego entre Flamengo y Bangu. Los fanáticos solo pudieron seguir el partido por radio o internet. Fluminense y Botafogo dos de los grandes equipos de Río no quieren que se reactiven los partidos. Ninguna de esas escuadras entrena por ahora.
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