En poco más de una semana se cumplirán tres meses del fallecimiento de Diego Armando Maradona, y siguen apareciendo detalles que pudieron contribuir con el deceso, como que personas cercanas a él sumergían pastillas en las cervezas que se tomaba. Así lo declaró Griselda Morel, psicopedagoga del hijo menor del Diego, ante la justicia argentina.
“Monona (la cocinera de Maradona) nos empezó a contar que, por ejemplo, uno de los custodios, no dijo cuál, le pisaba las pastillas y se las ponía en la cerveza para que no jo…ra de noche”, contó la psicopedagoga de Dieguito Fernández, uno de los hijos que Maradona dejó tras su muerte. “Como no dormía, hacía eso con las pastillas a demanda de Diego. Todo era demanda de Diego. Si Diego se levantaba a las nueve de la mañana y pedía cerveza se la daban”.
Además de revelar lo de las pastillas en la cerveza, lo que hizo repercusión en medios de Argentina como Olé, Morel dio detalles de la última vez que vio con vida a Maradona. Aseguró que no lo vio nada saludable.
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“No quería recibir a nadie. Apenas lo pude ver y no se le veía la cara de tan hinchado que estaba”, dijo sobre días antes de la muerte de Maradona. Además detalló parte de la conversación que tuvo con uno de los masajistas del Diez, sobre los problemas para caminar que presentaba. “No camina y puede hacer un edema cardiopulmonar”.
Se suponía que mientras le daban pastillas molidas en la cerveza, Maradona se encontraba en un proceso de rehabilitación de su adicción al alcohol. No obstante, la psicopedagoga aseguró que parte de las personas cercanas al Diego nunca siguieron indicaciones médicas y cuidaron del paciente.
“Un domingo, el custodio estaba haciendo asado y Charly Ibáñez (quien está acusado de darle marihuana a Maradona varias veces) tomaba vino con Diego en la mesa de almuerzo. Verónica Ojeda esperó a que Diego se fuera al baño y justo llegó el anestesista que le dio el suero mágico”, contó la profesional, en su declaración a las investigaciones sobre la muerte de Maradona. “Verónica le preguntó a Charly por qué le daba vino, y éste le dijo que solo era una copa. La casa de Diego siempre era una mugre, un asco, todo desordenado, la heladera revuelta”.
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