Hace muchos años, el nombre de Paris Hilton fue sinónimo de fiestas, pero el asunto que la llevó al Senado de Utah es muy serio. La heredera de los hoteles Hilton testificó a favor de una reforma para que el gobierno aumente su vigilancia sobre los internados, en uno de los cuales ella asegura que fue abusada, drogada y golpeada, según reportó Page Six.
Entre lágrimas, relató que asistió a la Provo Canyon School, un internado donde enviaban a adolescentes problemáticos. “Fui verbal, mental y físicamente abusada todos los días. Me aislaron del mundo exterior y me quitaron todos mis derechos humanos”, dijo en la audiencia.
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Aseguró que fue forzada a consumir medicamentos que la hacía sentir mareada y cansada y que no se le permitió ver la luz del sol ni tomar aire fresco por 11 meses.
“Había cero privacidad, cada vez que iba a usar el baño era monitoreada. Me miraban al bañarme. A los 16 años, sentí sus ojos penetrantes viendo mi cuerpo desnudo. Era solo una niña y me sentí violada todos los días” relató.
El abuso en el internado
Ya Paris había había hablado de lo que vivió durante un documental y luego en una entrevista con People, en la que recordó que sus padres, Rick y Kathy Hilton, la enviaron a una serie de internados porque ella era rebelde y le gustaba escaparse a fiestas.
Afirma que el último donde estuvo recluida, Provo Canyon School, no se enfocaba para nada en la educación sino en “romper” a los adolescentes. Dijo que le gritaban todos los días, la acosaban, golpeaban y estrangulaban. En el documental, otros asistentes al internado alegan que fueron amarrados como castigo. A Paris Hilton la pusieron en confinamiento solitario, tal como se estila en las prisiones, cuando alguien dijo que ella planeaba escapar.
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Intentó decirle a sus padres, pero los miembros de la escuela aseguraban que eran mentiras. Además, no podía contactarlos sino cada dos o tres meses, así que ellos no sabían lo que estaba pasando.
Cuando cumplió 18 años logró salir de ese lugar y regresó a su casa en Nueva York, pero había decidido no hablar de su caso hasta ahora. “Era algo que me daba vergüenza y no quería hablar sobre eso”, refirió, pero aseguró que ahora, a sus 39 años, se ha repuesto de su trauma y espera ayudar a que otros niños no pasen por lo mismo que vivió ella.
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