El mexicano Manuel García nació en la Nochebuena de 1896 y reside en la actualidad en la Ciudad de Juárez sin saber que a sus 124 años podría ser el hombre más longevo del mundo.
Su nombre ganó protagonismo luego de que el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, lo felicitó en un video al celebrar que tiene “un siglo y cuarto” de vida y experiencia.
El mandatario recordó que el hombre vivió la Revolución mexicana, que comenzó en 1910, y “todavía tenemos la dicha” de que está entre nosotros.
“Ningún presidente hace esto de saludar a los pobres”, aseguró Manuel, desde su humilde casa en Ciudad Juárez y acompañado de su hija Tomasa.
El acta de nacimiento es su más fiel reflejo de lo que este hombre ha vivido y por eso puede dar algunos consejos para vivir tantos años: el trabajo duro y una vida sin vicios.
Con una sonrisa y una mirada alegre, Manuel García recuerda con emoción su estado natal, su querido Veracruz, en el este del país.
El acta de nacimiento que tiene entre sus arrugadas manos reseña que nació el 24 de diciembre de 1896, en el municipio de Tlapacoyan, donde vivió casi toda su vida.
“Extraño mucho el campo, extraño trabajar”, afirmó este abuelo que a los 9 años comenzó a emplearse como agricultor. Desde temprana hora alimentaba a los animales antes de que amaneciera y se acostaba tarde siempre pendiente de los cultivos.
No fue hasta los 100 años que abandonó por completo el campo y se trasladó a Ciudad Juárez para vivir con una de sus hijas.
Una memoria viva
Con una sonrisa en su cara, se le ve feliz cuando recuerda su vida de campesino, entre los cultivos y la crianza de gallinas, vacas y caballos, que le gustaba montar.
Presenció un México muy diferente al de ahora, que recuerda con nostalgia. Especialmente la música de su época, donde sonaba mucho la guitarra y el violín.
“Cuando era el día del santo de alguien íbamos a su casa y le tocábamos ‘Las Mañanitas’. No había luz en las calles, solamente los candiles iluminaban”, recordó.
Lo cierto es que Manuel ha vivido por grandes momentos históricos tanto nacionales, como la Revolución mexicana, o mundiales, como la llegada del hombre a la Luna (1969).
Además, ha estado en los eventos más importantes por los que ha pasado la humanidad como la Primera y Segunda Guerra Mundial, la pandemia de la Gripe Española y ahora la del COVID-19, entre otros.
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Para este abuelo, el mejor presidente de México fue Plutarco Elías Calles (1924-1928) porque “ayudaba a la gente del campo, se hacía una petición y él atendía las necesidades”.
Aunque con el caminar lento por los años, su vista cansada y las manos de un hombre dedicado al campo durante décadas, este mexicano conserva la lucidez y da algunas recomendaciones para quien quiera vivir tanto como él: trabajar.
“A los jóvenes, que no se pierdan en vicios, en aguardientes, que trabajen, coman bien y no quieran cuidarse ya cuando estén enfermos”, recomendó García sobre el elíxir que ha utilizado para vivir por más de un siglo.
Una familia numerosa
Manuel contrajo matrimonio a los 45 años con Rosa Medino, que apenas tenía 13 años. Tuvo 17 hijos, de los cuales le sobreviven en la actualidad 4, pero que en total le han dejado 40 nietos.
Ella murió hace 10 años en Veracruz y por la preocupación de cuidar su salud, su hija Tomasa García llevó a Manuel a Ciudad Juárez, para así estar al pendiente de sus cuidados.
Tomasa tiene 57 años y se despierta a las 4 de la mañana para dejarle comida preparada antes de ir a trabajar a una empresa maquiladora.
Con los ojos llorosos, cuenta que su padre le pide que ya no vaya al trabajo y que esté de tiempo completo al pendiente de él.
“Me dice que no me vaya, que cualquier día que regrese ya no lo voy a encontrar”, aseguró Tomasa.
Sin embargo, mientras ella cumple con su jornada laboral, los nietos de Manuel van periódicamente a verlo y están al pendiente de su bienestar.
El cuarto de don Manuel es una recámara pequeña pero está pintada de colores alegres. Y tiene todo lo necesario para mitigar el frío de la temporada, una manta eléctrica y varias cobijas.
Desde su casita y arropado por los suyos, Manuel pasa los días ajeno a la pandemia de coronavirus que azota el planeta. Aunque lleva tiempo sin apenas salir del hogar para evitar contagios.
Y aunque puede ser el hombre más viejo del mundo, su familia no tiene ningún interés en lograr un récord Guinness porque la prioridad es salvaguardar su salud y bienestar, pero sobre todo seguir aprendiendo de su amplia experiencia y conocimientos sobre la vida.