La diputada a la Asamblea Nacional Adriana Pichardo denunció el 10 de julio que desde el lunes 8 hay una situación anómala en la sede de la Dirección General de Contrainteligencia Militar (Dgcim) en Caracas, luego de que un grupo de 10 presas, entre civiles y militares, fueron supuestamente llevadas a hacerse un chequeo médico y hasta la fecha no se sabe de su paradero.
Pichardo alertó que luego los custodios, que habrían llevado a las mujeres a paradero desconocido, intentaron sacar las pertenencias de estas personas, lo que fue evitado por los que están presos dentro. Y por ello hicieron una protesta en los calabozos de la Dgcim para pedir información de sus compañeras.
Posteriormente pasó una situación similar con los civiles masculinos que allí se encontraban.
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Ante la negativa de los presos de querer evitar el ingreso de los custodios a las celdas, el coronel Hannover Guerrero, quien es el director de operaciones de ese organismo de inteligencia, les amenazó con disparar perdigones y lanzar bombas lacrimógenas si continuaban con su protesta.
Alertó que se desconoce el paradero de estas personas. Sus familiares y la defensa no saben dónde está y exigen que haya una fe de vida para saber si están en buen estado de salud, dentro de lo que cabe. Además, dijo que los traslados se habían hecho en “bloques” y sin orden judicial.
Considera que esta acción es para endurecer el castigo a los militares presos, así como para “hacer y deshacer como han venido haciendo y aplicando tratos crueles”, ya que cuando estaban con civiles “se protegían mutuamente”.
Recalcó que lo que ocurre dentro de la Dirección General de Contrainteligencia Militar no es un motín porque no poseen armas para llevar a cabo esa acción, sino que más bien es una protesta. La misma le ha causado más problemas como por ejemplo el ingreso de alimentos.
