Una mujer en Corea del Sur logró “ver y abrazar” a su hija fallecida por cáncer hace tres años, gracias al poder de la realidad virtual. Aunque el video ha generado polémica y despertado decenas de cuestionamientos respecto a la sanidad de este tipo de prácticas, también es considerado una opción que podría aliviar el dolor de perder un ser querido.
Jang Ji-sung, aceptó participar en el experimento que se convertiría en el documental, ‘I met you’ -(‘Te conocí’, por su traducción al español)-. Ji-sung tendría que registrar en cámara su reacción y experiencia al encontrarse con la versión de realidad virtual de su fallecida hija, con quien además intercambiaría algunas palabras.
Mediante el uso de gafas y guantes especializados, Ji-sung ingresó a la que parecía un parque virtual y allí se reencontró con la imagen de su hija.
“¿Has pensado en mí, mamá?, ¿dónde habías estado? Te extrañaba mucho, toma mi mano”, fueron algunas de las palabras pronunciadas por la imagen virtual que desataron de manera inmediata el llanto incontrolable de la mujer.
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En medio de un escenario traumático para algunos, pero emotivo para otros, la madre intenta tocar a la pequeña por última vez, diciéndole que la extraña y la ama mucho y que promete no llorar más por su partida.
“No lloraré. No te extrañaré. Te amaré más”, comentó la madre al ver la imagen virtual de su hija.
La empresa surcoreana Viv Studio fue la encargada de realizar la animación. Para ello utilizaron decenas de registros fotográficos y videos de la pequeña, los cuales se combinaron cuidadosamente durante ocho meses para simular la postura y los movimientos naturales de la imagen en realidad virtual.
Mira aquí el impactante video:
¿Una manera de sanar, o el riesgo de desarrollar un trauma aún mayor
El experimento fue documentado a través de la cadena local coreana Munhwa Broadcasting y hasta el momento ha generado toda clase de reacciones. Algunos, incluyendo la madre que se prestó para este primer ensayo, admiten que la práctica puede ayudar a sanar el dolor y podría ser una opción reconfortante para quienes han perdido a un ser querido y desean despedirse por última vez.
Otros por su parte argumentan que el procedimiento debe ser utilizado con especial cuidado psicológico, puesto que podría desatar una especie de adicción a la realidad virtual o una vida paralela al detonar la necesidad de ver a la persona fallecida cada vez que se sienta dolor.
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Esto ocasionaría no solo que el proceso de aceptación de pérdida fuera más lento, sino también que las emociones se salgan de control, obligando a la persona a acudir con frecuencia por las descargas de hormonas liberadas por el cerebro al ver de nuevo a la persona fallecida.
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