Una de las muñecas más famosas y queridas durante generaciones es Barbie y aunque muchas niñas disfrutaron de su compañía al construir diversas aventuras con ella, no se puede negar que tanto su imagen como sus medidas ‘perfectas’ y alejadas de la realidad lograron perjudicar la percepción propia desde temprana edad.
Y es que muchas niñas e incluso adolescentes soñaban con parecerse a Barbie por considerarla un modelo ideal a seguir, sin embargo, la silueta del popular juguete infantil se encuentra lejos de las proporciones reales que alguna joven puede alcanzar.
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¿Cómo nos veríamos al tener las mismas medidas de Barbie?
Durante el año 2016 una investigación logró comprobar que las proporciones irreales de la tradicional muñeca rubia son responsables de ocasionar problemas de autoestima e insatisfacción corporal en las niñas.
Motivado a ello, son muchas las observaciones que se han podido apreciar al comparar la anatomía de la famosa muñeca con un cuerpo real y el resultado es sumamente abrumador.
De acuerdo con la OMS, la medida de cintura normal de una mujer que no representa un riesgo es de 80 centímetros de diámetro, mientras que Barbie posee una diminuta cintura que no supera los 50 centímetros.
Por otro lado, la deformidad también se evidencia en los brazos pues la muñeca cuenta con unas extremidades superiores más cortas, así como un cuello más alto y unos pies minúsculos con los que sería imposible realizar una caminata. Como resultado final se puede intuir que si alguien llega a tener las mismas proporciones de la Barbie se vería anatómicamente deforme.
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Ahora bien, ¿ocurre lo mismo cuando se hace la comparación con la Barbie Curvy? En realidad no, pues en este caso el resultado es un poco más realista. No obstante, la definición de ‘curvy’ también parece estar alejada de la realidad. En proporciones reales la muñeca tendría 63 centímetros de cintura y 90 de cadera, es decir, casi las medidas que en la actualidad describen a una mujer bastante estilizada.
Un mundo más inclusivo
Desde el 2016 Mattel ha realizado un buen trabajo al elevar la grama de inclusión y diversidad en sus muñecas pues incorporó una dosis de realidad a las envidiables siluetas de Barbie y sus amigas.
Sin embargo, los estudios demuestran que las niñas que juegan con muñecas cuya figura está distorsionada, desarrollan inseguridades sobre su cuerpo, rechazan la anatomía que poseen o crecen con un ideal de ‘belleza’ completamente sesgado y alimentado por la industria.