El consumo de licor en Venezuela caerá 34 % este año, estima la firma de análisis de mercado de bebidas alcohólicas IWSR (Drink Market Analysis), basada en Londres, tras desplomarse 37 % en 2018.
Son cifras consistentes con el 50% de contracción del PIB venezolano desde 2013.
Solo el consumo de cerveza bajó 39 % en 2018, según IWSR, que sitúa la ingesta per cápita de destilados en el país en 2,5 litros anuales, frente a 3,2 de la vecina Colombia y 5,7 de Brasil.
Los consumidores “están migrando de bebidas tradicionales como cerveza o rones, a bebidas espirituosas más baratas como licores de ron (derivados) o aguardiente”, explica Carlos Salazar, presidente de la Cámara de Licores de Caracas, donde las ventas bajaron 50% este año.
Mientras en 1998 un sueldo mínimo alcanzaba para 46 cajas de cerveza, ahora se necesitan más de cinco salarios para una.
Actualmente el salario básico es de 7 dólares y la inflación anual ronda 2.000 %.
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Este crecimiento de licores adulterados para sopesar la crisis en el sector, contabiliza una treintena de muertos en 2019, según cifras no oficiales.
Atrás quedaron las épocas de vacas gordas en las que el whisky era omnipresente, relegando a los rones nacionales, considerados entre los mejores del mundo.
El consumo de destilados escoceses o irlandeses se disparó con la llegada de las petroleras anglosajonas a Maracaibo (noroeste) y se convirtió en símbolo de estatus en el país con las mayores reservas de crudo.
El consumo de whisky en Venezuela decreció 43% entre 2013 y 2018, según IWSR.