Abel Saraiba, coordinador adjunto de Cecodap, se refirió este martes al informe más reciente de esta organización que asegura unos 930.000 niños “fueron dejados atrás” por los migrantes venezolanos hasta octubre de 2019, lo que se traduce que alrededor de 25.000 salones de clases afectados por esta situación y estos niños quedan al resguardo de familiares y abuelos.
En conversación con César Miguel Rondón, Saraiba explicó que en Venezuela se vive una “migración forzada” donde 4.6 millones de personas han salido del país en busca de una mejor calidad de vida, según cifras ofrecidas por la OIM y Acnur. Enfatizó que la migración forzada tiene origen a que “la gente tiene que elegir entre enviar a su chamo a la escuela, o poder darle de comer o poder estar en un cumpleaños”, lo que es un panorama “muy gris”.
Alertó que los padres migran “dos veces mas” en proporción de las madres, quienes se quedan al cuidado de los niños y cuando son ambos progenitores, o son padres solteros que se van, son los abuelos quienes “aparecen en el 50% de los casos” y denunció que este casi millón de niños “implica grandes retos enormes” porque las familias no reciben más de 50 dólares de remesa.
Señaló que según el estudio, las edades de los abuelos pueden estar entre los 50, 60 e incluso, bisabuelos, que cuidan a niños entre 3 y 7 años. “Niños que tienen además una demanda de energía, de atención y de cuidado, no están pudiendo tener efectivamente todas las oportunidades de explorar, de jugar porque sus abuelos por efectos de la vida, se encuentran cansados o con otras dificultades”.
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Además, advirtió que existe una gran brecha generacional entre los grupos por el modelo de crianza y las épocas, que son demasiado dispares entre sí.
Subrayó que muchos niños entienden por qué migran sus padres, pero “no dejan de referir un elemento clave que tiene que ver con la vivencia de abandono” porque estos menores se identifican como tales, a pesar de conocer las razones por las cuales tuvieron que hacerlo. Además, el estudio reveló que el 78% de los casos hay cambios en el comportamiento, como llanto fácil, baja en rendimiento académico, depresión y ansiedad.
Estima que para 2020, podría migrar 1.5 de personas más y se podrá observar una “desaceleración del volumen de migrantes” por recrudecimiento en mecanismos migratorios y la inestabilidad política en la región. Este número de personas representará un aumento considerable de los niños que pierden contacto con sus papás.
“La migración no solo es un problema actual. Es un problema que va a definir los próximos 30 años de lo que seremos como sociedad”.