Un estudio liderado por el Programa de Observación del Clima de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de los EE.UU. (NOAA) reveló que las olas de calor en el planeta serán más intensas a mediados de este siglo por cuenta del calentamiento global.
Los científicos decidieron analizar el tamaño que podrían tener en un futuro las olas de calor en la Tierra por lo que establecieron en su estudio dos escenarios diferentes. Por un lado, descubrieron que a mediados de siglo, con unas emisiones de gases efecto invernadero en condiciones medias el tamaño de estos fenómenos podría aumentar en un 50 %.
Asimismo, en un escenario de altas concentraciones de gases de efecto invernadero, el tamaño promedio podría aumentar en un 80% y las olas de calor más extremas podrían duplicar su tamaño en varias regiones del planeta.
“A medida que aumenta el tamaño físico de estas regiones afectadas, más personas estarán expuestas al estrés por calor. Las olas de calor más grandes también aumentarían las cargas eléctricas y la demanda máxima de energía en la red a medida que más personas y empresas enciendan el aire acondicionado”, explicó Brad Lyon, investigador de la Universidad de Maine y autor principal del estudio.
De acuerdo con el científico, también se descubrió que, además del tamaño y las personas afectadas por las olas de calor, otros aspectos como la duración, la magnitud y los días de enfriamiento podrían aumentar sustancialmente.
“Un aumento en atributos como la magnitud y la duración es consistente con las expectativas de un clima más cálido. Lo nuevo en nuestro estudio es la forma en que los calculamos, lo que nos permitió considerar el tamaño como una nueva dimensión de onda de calor”, manifestó Lyon.
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Mayor impacto a las personas
La NOAA explicó que las ondas de calor a nivel local pueden generar unos patrones especiales que permitirán determinar la ubicación y la fuerza que tendrá este fenómeno sobre una determinada región para calcular sus efectos sobre la población y la red de energía.
“Si tiene una gran ola de calor contigua en un área altamente poblada, sería más difícil para esa área satisfacer la demanda eléctrica máxima que para varias áreas con olas de calor más pequeñas que, cuando se combinan, son del mismo tamaño”, indicó Tony Barnston, Jefe de Pronosticadores del Instituto Internacional de Investigación para el Clima y la Sociedad de la Universidad de Columbia y coautor del artículo.
Por su parte, Lyon resaltó que este tipo de estudios podría ayudar a las empresas de servicios públicos a probar el estrés de la capacidad de su sistema de energía para satisfacer los requisitos de la demanda durante las olas de calor especialmente extensas.
“Esta información podría informar las decisiones de gestión y la planificación para el futuro. El tamaño de la ola de calor es otra dimensión del calor extremo en el que la gente no necesariamente piensa y por lo tanto es un punto de vista diferente desde el cual verlos y evaluar sus impactos”, indicó Lyon.
Finalmente, el estudio establece que si los gases de efecto invernadero y el tamaño de las olas de calor siguen aumentando también podrían generar unos mayores efectos en los sistemas de energía y la salud pública de los países, por lo que es necesario hacer una planificación para preparar los territorios a este tipo de fenómenos que se esperan que sean cada vez más frecuentes.
