En el año 2000 un grupo de científicos descubrió un campo hidrotermal submarino que fue denominado como ‘Ciudad Perdida’ porque se erige en las profundidades del océano Atlántico.
Los investigadores denominaron esta zona de esta forma porque la estructura que se levanta en en lecho marino se asemeja a las chimeneas o torres de una ciudad abandonada y desde entonces ha llamado la atención por estar en unas condiciones tan extremas.
Es por esto que los científicos del mundo han pedido que se proteja esta zona ante las intereses económicos de la minería en los fondos marinos, debido a que ‘Ciudad Perdida puede guardar pistas sobre el origen de la vida y apenas se comienzan a realizar las primeras investigaciones.
“Es algo que no habíamos visto nunca antes, unas torres blancas que se erigen desde el fondo del mar”, explicó Früh-Green, científica geoquímica que descubrió la Ciudad Perdida y quien se ha unido a un equipo de Greenpeace para promover la protección del campo hidrotermal.
El descubrimiento se produjo durante una expedición de la Fundación Nacional para la Ciencia de Estados Unidos para estudiar el macizo submarino Atlantis, en donde se pudo observar en una cámara robótica las imágenes de varias torres de color blanco.
Tras estudiar la zona, los científicos identificaron un campo hidrotermal atípico, que no se parecía a otras estructuras similares descubiertas hacía unas décadas.
“Es muy diferente porque no hay actividad volcánica, lo que es usual en los campos hidrotermales. Las aguas que salen de debajo de la tierra son muy alcalinas, no son ácidas”, explica la geoquímica suiza.
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De acuerdo con esta experta, estos torrentes de agua caliente que son denominados como campos hidrotermales, al entrar en contacto con el agua fría del mar, precipitan carbonato de calcio que forman enormes chimeneas, pináculos y depósitos con forma de colmena.
“El campo tiene grandes cantidades de hidrógeno y metano y poco dióxido de carbono, por lo que las formas de vida que habitan la zona, principalmente bacterias y arqueas, soportan unas condiciones extremas”, destacó Green.
El origen de la vida
La comunidad científica ha considerado que las reacciones químicas que se producen en la Ciudad Perdida podrían asemejarse a las que dieron origen a la vida en la Tierra o incluso ser una analogía de los procesos que se dan en planetas como Marte o en algunas lunas, donde hay mucho hidrógeno y metano.
“Es un área de la que no sabemos mucho y debemos protegerla para que puedan continuar los trabajos científicos y descubrir cómo funciona la Ciudad Perdida y por qué es diferente a los clásicos sistemas volcánicos de fumarolas negras”, indicó Früh-Green.
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Las preocupaciones se han generado debido a que la Autoridad Internacional de los Fondos Marinos (ISA por sus siglas en inglés) concedió el año pasado una licencia al Gobierno de Polonia para que pudiera explotar la zona donde está la ‘Ciudad Perdida’.
“Potencialmente podría quedar fuera del control de los científicos y ser destruida mientras está siendo explotada por la minería”, indicó la científica.
En ese sentido, la organización Greenpeace viene liderando una campaña para promover la protección de los océanos y en su barco Esperanza realizará una expedición que pasará este mes por la Ciudad Perdida para reclamar que quede fuera del alcance de la industria minera.
La directora de la campaña, Louisa Casson, indicó que se necesitan más reglas para proteger a los océanos y declarar una moratoria para la minería de fondos marinos, no sólo en la ‘Ciudad Perdida’ sino en todo el planeta.
“Enviar estas máquinas enormes al fondo del océano a lugares que todavía no conocemos de forma apropiada guarda un gran riesgo. Deberíamos estudiar el fondo marino, aprendiendo de él y apoyando la ciencia. Ya hemos visto en el pasado a la industria moverse antes de que entendiésemos lugares como éste”, señala Casson.
América Digital/ EFE
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