Son muchas las incógnitas que se han generado sobre la explosión durante el ensayo de un misil de crucero, el pasado 8 de agosto, en una base militar en Nyonoksa, una localidad ubicada en la región noroccidental de Rusia.
El accidente provocó una explosión de gran magnitud la cual causó la muerte de 5 ingenieros de la agencia atómica de Rusia (Rosatom) que trabajaban en el proyecto.
Tras este hecho han surgido varios interrogantes sobre la carrera armamentista que estaría desarrollando Rusia, más cuando esta explosión estaría relacionada con el desarrollo de misiles de propulsión nuclear.
El anuncio de un desalojo en la localidad aumentó la incertidumbre entre los habitantes y planteó interrogantes sobre el programa de armas militar, ya que en Nyonoksa hay una instalación de la naval que sirve de base para pruebas de misiles balísticos intercontinentales para submarinos nucleares.
El ministerio de Defensa de Rusia aseguró, en los primeros pronunciamientos, que está explosión no habría causado fugas de sustancias tóxicas o radioactivas en la zona. Sin embargo, la administración de la localidad de Severodvinsk, ubicada a 30 kilómetros de Nyonoksa, reportó un aumento del nivel de radiación durante un breve periodo.
Precisamente el Servicio Meteorológico de Rusia reveló que los niveles de radiación en Severodinsk aumentaron entre 4 y 16 veces en la zona luego de que se presentara la explosión del misil de ensayo.
“A las 12.00 hora de Moscú (09.00 GMT) del 8 de agosto de 2019 en seis de ocho puntos de Severodink se registró un aumento de la dosis de radiación gama de entre 4 y 16 veces en comparación con el nivel habitual para este territorio”, señaló la entidad.
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Desde entonces no han sido revelados mayores detalles sobre el accidente, pero algunos medios y expertos han sugerido que se trata del misil de crucero Burevéstnik (Albatros). Este misil está dotado de propulsión nuclear y fue presentado por el presidente de Rusia, Vladímir Putin, en 2018 dentro del nuevo arsenal estratégico del país.
Nube radioactiva
Tras el accidente y luego de que el gobierno no revelara más información sobre la explosión, la Organización para la Prohibición Total de Ensayos Nucleares denunció que varias estaciones de monitoreo de la radiactividad en Rusia dejaron de transmitir datos tras la explosión y pidió a las autoridades una investigación.
Además, la organización también publicó un mapa con el desplazamiento “potencial” de la nube que se habría generado tras este accidente, la cual se ve expandiéndose hasta llegar a cubrir vastos territorios en los Urales, Siberia Occidental y hasta la vecina Kazajistán.
To requests on #IMS detection beyond #CTBT, data in, or near the path of potential plume from the explosion are being analyzed . We’re also addressing w/station operators technical problems experienced at two neighboring stations. All data are available to our Member States. https://t.co/pHL4WrHU23 pic.twitter.com/9aO5cQTlls
— Lassina Zerbo (@SinaZerbo) August 18, 2019
Esta misma denuncia fue realizada por la entidad encargada de asuntos ambientales, Rosguidromet, la cual admitió un breve repunte de radiación en las inmediaciones del lugar donde ocurrió el accidente y la aparición de una “nube de gases radiactivos inertes” que se disolvió “rápidamente” debido a las condiciones meteorológicas.
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Frente a estas denuncias, el Gobierno de Putin, rechazó esas posturas y aseguró que es “absurdo” que haya aparecido la supuesta nube radiactiva e insistió que el accidente no representa ningún peligro para la población.
“Eso ya de por sí es bastante absurdo”, indicó la portavoz de la presidencia, quien resaltó las declaraciones de Putin hace una par de semanas en donde indicó que “no hay ningún peligro ni aumento de radiación. Hemos enviado a expertos a ese lugar, incluidos especialistas independientes, que están controlando la situación”.
Estaciones con problemas
En medio del escepticismo que existe sobre este accidente, el experto y ecologista ruso Andréi Frolov denunció que unas estaciones que miden la radiación se “enmudecieron” tras la explosión y son las que tienen la capacidad de descifrar la naturaleza del accidente y el modelo del misil.
Por su parte, varios medios de comunicación rusos afirmaron que los médicos del hospital donde fueron ingresados los heridos del accidente presentaron niveles elevados de radiación ya que no fueron avisados de que se trataba de un incidente radiactivo.
Frente a estas denuncias, la Cancillería de rusa aseguró que no tiene la obligación de compartir los datos de las estaciones de medición de radiación tras la explosión del pasado 8 de agosto.
“Hay que tener en cuenta que la transmisión de datos desde las estaciones ubicadas en el segmento nacional del sistema de monitoreo internacional (de radiación) es algo totalmente voluntario para cualquier país”, indicó el viceministro de Exteriores Serguéi Riabkov a la agencia rusa Interfax.
El diplomático también insistió que no están ocultando nada y que los órganos competentes ya han dado exhaustivas explicaciones de lo sucedido y cuáles fueron las consecuencias. Además, resaltó que este hecho no representa ningún peligro para las personas de la zona.
De esta forma, este accidente ha generado gran incertidumbre sobre si realmente Rusia está incumpliendo con los acuerdos nucleares y el posible desarrollo de armas con estas características. Además, los efectos en la población en el escenario de radiación que es condenado en un tratado internacional que prohíbe todas las explosiones nucleares en el planeta.