Un grupo de indígenas Lummi, un pueblo del noroeste de EE.UU., se reunió pacíficamente frente al acuario de Miami para pedir la liberación de la orca Lolita, que cumple medio siglo en cautiverio.
“Venimos en paz y con la petición de ser socios en esto. En el Seaquarium saben que pueden hacer lo correcto después de 50 años y trabajar con nosotros para llevarla a casa, con nuestra familia, con su familia, al mar de los Salish”, señaló Squil-Le-He-Le Raynell Morris.
De acuerdo con las versiones esta orca nació en aguas del Pacífico noroccidental, llegó al Seaquarium de Miami un 24 de septiembre de 1970 y desde entonces ha estado confinada en una piscina de 18 metros de longitud y 6.1 metros de profundidad.
En ese sentido, las organizaciones defensoras de los derechos de los animales han denunciado desde hace años que el lugar donde habita es muy pequeño para una especie que en libertad suele nadar 160 kilómetros y sumergirse a decenas de metros de profundidad.
“Bajo nuestros derechos inherentes, Lolita es nuestra pariente. Tememos el derecho de llevarla a casa”, dijo uno de los Lummi, que consideran a las orcas como miembros de su tribu.
Los Lummi y activistas de la causa de los animales llevan varios años la liberación de Lolita desde hace décadas e incluso han planteado acciones legales por ahora sin el resultado esperado.
La jubilación de Tokitae
Desde hace varios años lo Lummi han clamado la liberación de Tokitae, que en lengua de su comunidad significa “lindo día, bonitos colores”, pero los esfuerzos han sido hasta el momento en vano porque tras 50 años Lolita sigue encerrada.
De acuerdo con las versiones, esta orca fue capturada en Penn Cove, en la isla Whidbey, en la costa noroccidental del estado de Washington, donde aun viven sus familiares.
En esa misma zona del mar de los Salish, una intrincada red de vías marinas navegables de la biorregión de Cascadia, formada por territorios de Canadá y EE.UU., los Lummi han localizado una cueva a la que Lolita podría ser transportada con ayuda de veterinarios y biólogos marinos de una manera segura.
La organización Orcanetwork tiene un plan diseñado para el traslado de Lolita en caso de que el Seaquarium accediera a liberarla.
De acuerdo con esta organización, para hacer este proceso de traslado se requiere hacer viajes por tierra, mar y aire, pero el más largo sería el traslado en un avión de carga desde el aeropuerto Internacional de Miami hasta el de Bellingham, en el noroeste del estado de Washington, cerca de Vancouver (Canadá).
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Por su parte, la organización Personas por el Trato Ético de los Animales (PETA) pidió el mes pasado a la fiscal general, Katherine Fernández Rundle, que investigue al acuario de Miami por maltrato animal, una solicitud que todavía no ha respondido.
Los activistas reclaman que el tanque donde vive Lolita no cumple con las medidas que dicta la Ley de Bienestar de Animales, que obliga a que al menos tengan 24 metros de largo, es decir, el doble de la longitud de una orca adulta.
Además, Lolita no ha tenido contacto con ningún otro miembro de su especie desde la muerte de ‘Hugo’ con el que convivía y que falleció en 1980 en el Seaquarium.
Finalmente, la pandemia del COVID-19 obligó a que este reconocido acuario estuviera cerrado desde hace seis meses, por lo que este periodo se ha convertido en un relativo descanso para ‘Lolita’ ya que no ha tenido que participar de los espectáculos.
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