El Gobierno de Colombia retiró a dos funcionarios diplomáticos de la embajada de Rusia en Bogotá luego de confirmar que estaban desarrollando “actividades incompatibles” con su trabajo.
“El Gobierno nacional tomó la decisión de solicitar el retiro de dos funcionarios diplomáticos rusos acreditados en Colombia, tras la verificación de que estaban desarrollando en el país actividades incompatibles con lo previsto en la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas”, señaló la Cancillería.
Las autoridades no explicaron cuáles eran esas actividades que estarían haciendo estos espías rusos pero varios medios revelaron que los servicios de inteligencia de Colombia detectaron que estaban haciendo espionaje sobre infraestructuras energéticas y petroleras del país.
Tras conocerse la expulsión de estos diplomáticos, Rusia también decidió responder recíprocamente y ordenó el retiro de dos funcionarios diplomáticos colombianos que estaban en Moscú.
“El pasado 8 de diciembre abandonaron territorio nacional dos ciudadanos extranjeros de nacionalidad rusa que servían a la embajada de ese país en nuestro territorio”, confirmó Juan Francisco Espinosa, director de Migración Colombia, quien añadió que estas personas no podrán regresar al país en el corto plazo.
Las relaciones diplomáticas
El gobierno de Colombia indicó que a pesar de esta decisión espera que se mantengan en un buen nivel las relaciones diplomáticas que han tenido ambos países.
“Pese a estas circunstancias, el propósito de Colombia es mantener el buen nivel que tradicionalmente han marcado las relaciones diplomáticas, comerciales y de cooperación con la Federación Rusa”, puntualizó la Cancillería.
El presidente de Colombia, Iván Duque, resaltó que el país ha tenido una relaciones amistosas con Rusia y la decisión de expulsar a sus funcionarios estuvo basada por los protocolos definidos en la Convención de Viena.
“Cualquier diplomático que esté en nuestro país y que esté actuando contrariamente a la Convención de Viena se notificará al país para que proceda al retiro de ese personal”, indicó Duque.
Por su parte, la revista Semana accedió a material de inteligencia y reveló que estos espías rusos venían haciendo unas operaciones en donde pagaban altas sumas de dinero para acceder a información privilegiada.
“Una de las conclusiones de la Operación Enigma, es que todo esto no se trataba de un trabajo de espionaje individual, sino que era un plan organizado y estructurado por las agencias de inteligencia rusas que como es sabido no se mueven sin una orden directa del Kremlin”, indicó Semana.
De acuerdo con la revista, esta operación de la inteligencia colombiana siguió durante al menos dos años a estos espías, que fueron identificados como Aleksandr Nikolayevich Belousov y Aleksandr Paristov.
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En ese sentido, lo que llamó la atención es que los dos funcionarios de Rusia actuaban con gran sigilo y realizaban “exóticos” desplazamientos con el objetivo de recopilar información crucial en materia de comunicaciones, desarrollo e infraestructura energética, y al parecer, intentaron hacer un espionaje a la inteligencia militar de Colombia.
La prensa colombiana también ha reseñado que estos diplomáticos hacían parte de un servicio de inteligencia que se enfoca en obtener información de alto valor para el Kremlin con el fin de desarrollar operaciones de influencia política, económica, entre otras.
En noviembre de 2013, el Gobierno de Colombia entregó una nota diplomática al de Rusia en protesta por la violación de su espacio aéreo por dos bombarderos Tupolev-160 cuando volaban entre Venezuela y Nicaragua, países aliados de Moscú.
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