Las latentes consecuencias del cambio climático en el planeta ha despertado un interés de varios países por tener puntos estratégicos que permitan explotar la riqueza de una de las regiones glaciares más inexploradas y distantes del planeta.
Uno de esos lugares ha sido el Ártico en donde se encuentran cientos de reservas de petróleo, gas natural y minerales que a medida en que el hielo disminuye va ampliando las zonas para ser explotadas.
Recientemente, el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, planteó la posibilidad de comprar Groenlandia, un postura que fue considerada “torpe” y fuera de lugar por parte del mandatario frente a la gran isla danesa.
En ese sentido, el calentamiento global no afecta solamente las temperaturas de la gran isla y el resto del Ártico sino que a medida en que el hielo disminuye se están abriendo nuevas rutas navieras y están quedando al descubierto grandes riquezas, las cuales están haciendo que la región sea un activo geopolítico y económico en el que Estados Unidos, Rusia, China y otros países quieren sacar tajada.
“Una Groenlandia independiente podría, por ejemplo, ofrecer derechos de instalar bases a Rusia o China o los dos. No digo que sucederá, pero es una hipótesis con enormes intereses geoestratégicos, sobre todo si el Paso del Noroeste se convierte en una ruta de tránsito naviera, como sucede con el Ártico ruso”, explicó el especialista en seguridad internacional Fen Hampson, de la Universidad Carleton de Canadá.
Groenlandia, al igual que las islas Faeroe, es un territorio semiautónomo de Dinamarca, con su propio gobierno y parlamento. En la isla habitan 56.000 personas que accedieron a un alto grado de autonomía en 1979, pero Dinamarca aún maneja su política exterior y defensa a un costo de 670 millones de dólares anuales.
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Los intereses
El presidente ruso Vladimir Putin expuso en el pasado mes de abril un ambicioso programa para reafirmar la presencia del país en el Ártico con la construcción de puertos, obras de infraestructura y la ampliación de la flota de rompehielos, entre otras medidas.
El objetivo de Rusia es plantar su bandera en una región que se cree tiene hasta la cuarta parte de las reservas no descubiertas de petróleo y gas de la Tierra.
Por su parte, China ve en Groenlandia una posible fuente de tierras raras y otros minerales y un puerto para buques que siguen la ruta del Ártico al este de Estados Unidos. Además, el mayor interés está reflejado en que se cree que esta isla posee los mayores yacimientos fuera de China de las llamadas tierras raras, los minerales utilizados en la fabricación de baterías y teléfonos celulares.
El año pasado los chinos propusieron desarrollar en forma conjunta una “Ruta Polar de la Seda” como parte de la Iniciativa del Cinturón y Ruta de la Seda, en donde se contempla la construcción de ferrocarriles, puertos y otras obras en decenas de países.
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Entre tanto, Estados Unidos ve en esta isla un paso crucial para las operaciones navales entre el Ártico y el Atlántico Norte. Asimismo, Groenlandia es considerada parte de la región ártica más amplia y de importancia estratégica debido a su proximidad al país y económicamente vital gracias a sus recursos naturales.
Los cálculos del Servicio Geológico de Estados Unidos estima que frente a las costas de Groenlandia habrían 17.500 millones de barriles de petróleo y 148 billones de pies cúbicos de gas natural sin descubrir. Además, se cree que en el Círculo Ártico pueden haber 90.000 millones de barriles de crudo.
El interés de los estadounidenses se remonta a la Segunda Guerra Mundial ya que durante la ocupación nazi Dinamarca le permitió construir estaciones de radar y bases militares en su territorio después de la guerra, una de ellas es la actual Base Aérea Thule, ubicada a 1.200 kilómetros al sur del Polo Norte.
Sin embargo, EE.UU. ofreció comprar Groenlandia por 100 millones de dólares luego de que finalizara la guerra con la idea de cambiar tierras de Alaska por partes de la isla. Además, los historiadores también han definido que los estadounidenses también lo habían pensado hace unos 80 años.
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Una lucha de obstáculos
Los expertos consideran que mientras el frío y el hielo retroceden cada año en el norte por cuenta del cambio climático, la competencia por el Ártico no es una carrera de 100 metros llanos sino una maratón plagada de obstáculos enormes.
Los científicos aseguran que el derretimiento de la capa de hielo de Groenlandia genera incertidumbre y peligro para los yacimientos submarinos de crudo y gas al amenazar las plataformas y naves. Sin embargo, lo que es claro es que los costos de la minería se reducen a la par con el deshielo, aumentando su atractivo para los inversionistas.
No obstante, el Departamento del Interior de EE.UU. sostuvo el año pasado que esos minerales raros son cruciales para la seguridad económica y nacional, ya que a medida que crece la demanda buscarán hacerle un contrapeso a China para ejercer un control del mercado.
De hecho, el diario The Wall Street Journal informó que el año pasado el exsecretario de Defensa estadounidense James Mattis presionó a Dinamarca para que no permitiera a China financiar tres aeropuertos comerciales en Groenlandia, por temor a darle a la potencia asiática una entrada militar cerca de Canadá.
De esta forma, EE.UU. quiere tener un control de Groenlandia en esta puja con China, en donde la mayor inversión que ha podido hacer los asiáticos, hasta el momento, es la compra por parte de una empresa China de un paquete accionario de Greenland Minerals Ltd, conglomerado que planea buscar tierras raras y uranio.