Una monja francesa de 118 años se ha convertido en la persona más longeva del mundo luego de que la abuela japonesa Kane Tanaka, que ostentaba este récord, falleciera a los 119 años.
La hermana Lucile Randon se ha convertido en un gran ejemplo de vida por la forma como ha logrado sobrellevar 118 años sobre su espalda, sobreviviendo a dos guerras mundiales, varias epidemias e incluso a un contagio reciente de COVID-19.
Precisamente, esta monja vivió la pandemia de la gripe española que azotó al mundo en 1918 cuando ella a penas tenía 14 años.
La historia de la hermana André, como es conocida, le ha dado la vuelta al mundo y ha vuelto a ganar relevancia tras la muerte de Kane Tanaka, que hasta el pasado 19 de abril tenía el Récord Guinness como la persona viva más longeva del planeta.
De esta forma, esta monja ha heredado este reconocimiento para convertirse en la ‘decana de la humanidad’.

Lucile Randon nació el 11 de febrero de 1904 y en la actualidad vive en una residencia para ancianos en Toulon (Francia) en donde ha venido atendiendo desde políticos hasta decenas de periodistas que han querido reseñar su historia de vida.
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A pesar de que siempre quiere estar acompañada, con el paso de los años le han empezado a molestar un poco recibir tantas visitas.
En los últimos años fue considerada como una de las mujeres más longevas de Europa y del mundo y muchos no pueden creer la vitalidad que tiene a pesar de su avanzada edad.
Aunque ya no puede ver y caminar, esta monja mantiene una rutina diaria al desayunar y asistir a una misa matutina. Además, le gusta la tranquilidad que le brinda los jardines de este asilo recorriéndolos en su silla de ruedas en donde también disfruta de la brisa de esta región del Mediterráneo.
Para muchos, la hermana André parece una mujer imprevisible ya que la pérdida de su visión la ha llevado a pensar y rezar de forma más profunda.
Su historia de vida
Curiosamente, Lucile nació en el seno de una familia protestante no practicante y desde muy joven trabajó como profesora de niños de varias familias en Francia.
Fue bautizada a la edad de 26 años e ingresó a la vida religiosa más tarde de lo normal ya que empezó a ser parte de la congregación de las Hijas de la Caridad a los 41 años.
Desde entonces ha dedicado su vida a Dios y la vida la ha sorprendido al darle un gran estado de salud que le ha permitido presenciar varios de los grandes hechos que han marcado la historia de la humanidad.
En la actualidad no toma muchos medicamentos y solo sufre de una rigidez muscular y articular que le afectó su movilidad.
“Me levantan a las 7:00 a.m., me dan mi desayuno, luego me ponen en mi escritorio donde me mantengo ocupada con pequeñas cosas”, indicó la hermana a los Guinness Récords.
Lucile es amante de los dulces y toma una copa de vino todos los días, por lo que muchos consideran que este sería su secreto para tener una “eterna juventud”.
“Su copa de vino la mantiene y es quizás el secreto de su longevidad. No sé, ¡no animo a la gente a beber una copa de vino todos los días!”, indicó un miembro del personal del hogar geriátrico.
La hermana André espera superar a la francesa Jeanne Calment, que hasta la fecha es considerada como la persona más vieja del mundo de todos los tiempos luego de que muriera en 1997 con una sorprendente edad de 122 años y 164 días.
Esta monja sabe que para cumplir su objetivo tendrá que vivir cerca de cuatro años más, un número que para una persona del común puede ser un corto tiempo pero la percepción cambia para una mujer que ha vivido 118 años en este planeta.
Finalmente, Lucile Randon espera que todavía no le llegue la hora de partir de este mundo, a pesar de que no le tiene miedo a morir, y por lo pronto espera seguir disfrutando de chocolates, postres y su comida favorita.
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