Decir que “todo está bien” cuando claramente no es así, es el rasgo predominante del positivismo tóxico, un comportamiento que pretende pintar arcoíris emocionales donde no caben y causa serias molestias. Es ese amigo que, con toda la buena intención, pretende decirte que saques algo bueno de la muerte de un familiar.
De acuerdo a las autoras Samara Quintero y Jamie Long, la positividad tóxica es “la generalización excesiva e ineficaz de un estado feliz y optimista en todas las situaciones, que resulta en minimización, negación e invalidación de la auténtica experiencia emocional humana”.
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En otras palabras, el positivismo tóxico te cohíbe de vivir una vida completa, plena, con todos sus enriquecedores matices, algunos de los cuales no son agradables, pero son aprendizajes necesarios.
De acuerdo a las especialistas, que citan al autor Mark Manson, “negar el fracaso es un fracaso en sí mismo”, ya que todo lo que es significativo en la vida se consigue “superando la experiencia negativa asociada”.
Aunque no descartan el poder del pensamiento positivo, de las afirmaciones y del optimismo, sugieren moderación en estos temas, ante el riesgo de una “dictadura de la felicidad forzada”.
Cómo salir del positivismo tóxico
Los psicólogos aseguran que la mejor manera de salir de un problema o una mala situación es enfrentándola. Estamos en una era de ritmo vertiginoso en la que esperamos soluciones inmediatas, desafortunadamente, la mente no funciona de esa manera, debes darle tiempo para procesar las emociones. Hay que pasar por el camino para obtener el aprendizaje.
También hay que dejar de pensar en cómo deberías comportarte y permitir apreciar la dimensión de cada acontecimiento, lo que permite tener más empatía con los demás.
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En entornos laborales, la especialista en psicología organizacional Laura Gallaher, dice que el positivismo tóxico previene a los empleados de hablar problemas serios de trabajo y así se retarda o anula la búsqueda de una solución, además se crea una cultura de falta de honestidad que afecta negativamente los procesos de la empresa.
En estos casos, es necesario garantizar una comunicación fluida y fomentar la comodidad para que cada uno pueda expresarse sin recibir la etiqueta de ser la oveja negativa del grupo.
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