Un grupo de astrónomos europeos y estadounidenses ha encontrado los que serían posibles indicios de vida en Venus, el planeta más cercano a la Tierra. Se trata de una molécula creada por microbios, lo que apunta a un indicio de vida.
El equipo de astrónomos, dirigido por la profesora Jane Greaves de la Universidad de Cardiff, anunció este lunes el descubrimiento de una molécula rara, la fosfina o fosfano, en las nubes de Venus. En la Tierra, este gas solo se produce a nivel industrial o por microbios que prosperan en entornos libres de oxígeno.
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Los astrónomos han especulado durante décadas que las nubes altas en Venus podrían ofrecer un hogar para los microbios, los cuales flotan libres de la superficie abrasadora, pero que necesitan tolerar una acidez muy alta. Por esta razón, la detección de moléculas de fosfina, que consisten en hidrógeno y fósforo, podría apuntar a la existencia de vida. El nuevo descubrimiento fue publicado en la revista Nature Astronomy.
Para lograr este hallazgo de indicios de vida en Venus, el equipo utilizó por primera vez el telescopio James Clerk Maxwell (JCMT) en Hawái para detectar la fosfina. Posteriormente, continuaron la investigación con el apoyo de 45 telescopios del Atacama Large Millimeter / submillimeter Array (ALMA) en Chile.
En ambos telescopios observaron Venus en una longitud de onda de aproximadamente 1 milímetro, es decir, mucho más largo de lo que el ojo humano puede ver.
“Este fue un experimento hecho por pura curiosidad, en realidad, aprovechando la poderosa tecnología de JCMT y pensando en futuros instrumentos”, señaló la profesora Jane Greaves, de la Facultad de Física y Astronomía de la Universidad de Cardiff.
El hallazgo tuvo complicaciones por el mal tiempo, no obstante, después de seis meses de procesamiento de datos, se confirmó el descubrimiento.
“Al final, descubrimos que ambos observatorios habían visto lo mismo: una débil absorción en la longitud de onda correcta para ser gas fosfina, donde las moléculas son iluminadas por las nubes más cálidas de abajo”, explicó Greaves.
Los astrónomos realizaron cálculos para ver si la fosfina hallada podría provenir de procesos naturales en Venus. Se descubrió que las fuentes naturales producen como máximo una diezmilésima parte de la cantidad de fosfina que vieron los telescopios. Hasta ahora, el único estudio del fósforo en Venus provino de un experimento de aterrizaje, llevado a cabo por la misión soviética Vega 2 en 1985.
Si un humano pudiese pisar la superficie de Venus vería todo de color anaranjado, el cielo muy bajo y neblinoso y moriría al instante, pues la presión allí es equivalente a la que hay a 1.600 metros bajo el mar. Su composición es rocosa, y su tamaño casi idéntico a la Tierra. Pero su atmósfera está hecha de gases tóxicos que generan un calentamiento global desbocado que calienta su superficie a más de 400 grados, suficiente para fundir plomo.
El estudio señala que la cantidad de fosfina en Venus es 10.000 veces más alta que la que podría producirse por métodos no biológicos. Los autores del trabajo han hecho una simulación de procesos que podrían producir fosfina en Venus sin necesidad de microbios venusianos, entre ellos el impacto de relámpagos, la fricción tectónica, y la caída de meteoritos.
Las bacterias terrestres pueden absorber minerales de fosfato, agregar hidrógeno y, en última instancia, expulsar el gas fosfina. Les cuesta energía hacer esto, así que no está claro por qué lo hacen. La fosfina podría ser solo un producto de desecho, pero otros científicos han sugerido diversas hipótesis.
Pueden existir otras posibles firmas biológicas en el Sistema Solar, como el metano en Marte y el escape de agua de las lunas heladas. En Venus, en cambio, se ha sugerido que las rayas oscuras donde se absorbe la luz ultravioleta podrían provenir de colonias de microbios.
De hecho, la nave espacial Akatsuki, lanzada por la agencia espacial japonesa JAXA, actualmente está mapeando estas rayas oscuras para comprender más sobre este “absorbente ultravioleta desconocido”.
El equipo cree que su descubrimiento de indicios de vida en Venus es significativo porque pueden descartar muchas formas alternativas de producir fosfina, pero reconocen que confirmar la presencia de vida en Venus requiere mucho más trabajo.
“Aunque las nubes altas de Venus tienen temperaturas de hasta 30 grados centígrados agradables, son increíblemente ácidas, alrededor del 90% de ácido sulfúrico, lo que plantea problemas importantes para que los microbios sobrevivan allí”, detallaron los investigadores.
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